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sábado, 27 de noviembre de 2010

Estrellas gemelas 17

Creo que si fuera yo quien estuviera leyendo esta historia intentaría obligar a la autora a escribir más, no me gusta que me dejen cortada la historia... Pero como la autora soy yo os fastidio a vosotros terminando las entradas y dejando la historia cortada de forma un tanto malvada. Jajajajaja (risa malvada).

- ¡Shhhh! – Dijo una voz detrás de Sophiria. – Tranquila, no os voy a hacer nada, princesa. Si no vais a gritar os suelto.

Sophiria asintió con la cabeza aceptando el trato.

- Bien. – Dijo soltándola. – Me llamo Nirel.

Sophiria se dio la vuelta para ver quién la había retenido.

Nirel era un muchacho de unos once o doce años. Llevaba su pelo dorado un poco largo recogido en una pequeña coleta y el flequillo un poco largo dejaba entrever unos ojos de color esmeralda.

No era más alto que los muchachos que conocía Sophiria pero se veía más fuerte, seguramente por el tiempo que dedicaba a entrenar con la espada.

- Seguidme, nada de esto tiene que ver vos, princesa. - Dijo Nirel llevando a Sophiria hacia el jardín para que se tranquilizara.

Mientras tanto Serian intentaba hacerse camino hacia la puerta por la que había salido el monstruo al que debía matar.

Chocó contra una barrera.

- No la vas a seguir. – Dijo la reina dejando clara su intención de bloquear el camino al hombre que quería matar a su hija.

- Deja de interponerte. – La paciencia de Serian se estaba agotando. – O sufrirás las consecuencias.

Serian se volvió lleno de ira y se preparó para luchar contra la poderosa maga.

Corrió hacia la reina y atacó.

La maga estaba preparada y paró la espada con su báculo, hizo un medio giro apartándose de la trayectoria que había seguido la espada, haciendo que el hombre perdiera el equilibrio por su propio empuje, e invocando un fuerte viento, que lo estrelló contra una pared.

La reina esquivó una bola de fuego.

Serian se levantó y comenzó a invocar una bola de fuego mayor a la primera que había creado.

El rey intercambiaba espadazos contra cuatro hombres que lo rodeaban mientras intentaba no perder de vista a su esposa por si ella necesitaba su ayuda. Aunque no parecía necesitarla, pensó el rey sonriendo y volviendo a centrarse en sus atacantes.

Serian lanzó la bola de fuego, demasiado grande para que la maga la esquivara, y, oculto tras el fuego, corrió hacia la reina.

La maga creó un muro de agua que detuvo la bola de fuego y llenó la sala de una gran cantidad de vapor impidiendo que la reina viera al hombre que se lanzaba contra ella.

Reaccionó en el último momento creando una barrera a su alrededor pero no sin llevarse un corte profundo en el brazo.

Serian sonrió.

- A ver qué haces ahora.- Dijo él burlonamente.

Se giró a tiempo para detener la espada del rey.

- Por poco. – Dijo.

- Es hora de ponerse serio. – Dijo el rey mientras hacía brillar su espada.

Cuando Serian recuperó la vista los reyes se habían alejado y estaban creando pequeñas esferas de luz que flotaban por la sala.

- ¿Qué son? – Preguntó uno de los guerreros que quedaban.

- ¡No lo toques! – Advirtió Serian.

El guerrero no hizo caso y tocó una de las bolas de luz que flotaban.

La esfera explotó.

- Bueno, un inútil menos. – Dijo Serian sin importarle la muerte de uno de sus hombres. - Vosotros, no toquéis las esferas y atacadles.

Los guerreros se lanzaron al ataque pero la defensa de los monarcas era demasiado férrea para ellos.

El rey bloqueaba a la perfección todos los espadazos de los atacantes y se los devolvía y la reina combinaba muros de aire a gran presión que lanzaba hacia atrás a quienes lo golpeaban y chorros de agua que los lanzaba por los aires.

Viendo que sus hombres no hacían mella en la defensa de sus oponentes, Serian se metió en el combate creando una docena de espadas con fuego que controlaba con gran habilidad haciendo parecer que las armas se movían solas.

Al rey le costaba prestar atención tanto a las espadas de los guerreros como a las de fuego, había demasiadas.

Las paredes de agua que la reina creaba no conseguían detener a las espadas de fuego que las atravesaban sin apenas perder fuerza en sus llamas.

 Poco a poco todos los combatientes fueron perdiendo la velocidad y finalmente el rey pudo pasar a la ofensiva y cortar a Serian.

Serian retrocedió con la cara llena de sangre por el corte. Llegaba desde la mitad de la frente hasta la mandíbula dejándolo ciego del ojo derecho.

Lanzó una mirada de odio al rey con su ojo sano, el color verde de su ojo parecía arder.

Ninguno de los dos la vio. Ninguno la pudo detener. Una e las espadas de fuego atravesó al rey.

La reina gritó.

Concentró todas sus fuerzas en crear una luz curativa para curar la herida antes de que fuera demasiado tarde pero no podía curar la quemadura.

Lo intentó con agua curativa y juntando las dos magias pero no pudo cerrar la herida antes de que una segunda espada de fuego le atravesara a ella.

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1 comentario:

  1. Eres cruel u.u pero mucho, con tus personajes y con tu novio >.<

    Y escribe mas que haces larga la espera^^

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