Llega un momento en el que ya no se qué decir para presentar el fragmento. Si es que la relativa calma no da mucho que hablar.
Con la fuerte tormenta cayendo fuera de la casa, Aelithia y Lie no tenían mucho que hacer así que decidieron practicar con la magia.
- Recuerda que no tuviste la oportunidad de entrar a una escuela de magia y recibir formación en todos los campos, tienes que practicar a menudo. – Dijo Lie como cada vez que comenzaban las prácticas de Aelithia.
- Lo sé, Lie, me lo has repetido infinidad de veces durante estos años. – Respondió Aelithia mientras apartaba una mesa situada en mitad de la sala de prácticas.
La sala se encontraba en el sótano.
Aelithia podía sentir la tierra bajo sus pies, el agua en el pozo que estaba en la esquina de la sala, el aire fresco que entraba por las ventanas y llenaba la gran estancia, el fuego que crepitaba en las antorchas y las luces y sombras que compartían el espacio en la sala de entrenamiento.
La estancia estaba llena de energía, había sido diseñada para potenciar todas las magias.
Aelithia movió la mano e hizo aparecer llamas a su alrededor y comenzó a moverlas a su alrededor con movimientos perezosos, visiblemente aburrida.
- Manejar los elementos es ya demasiado fácil. – Se quejó Aelithia.
Si con siete años manejaba con facilidad las cinco magias, con casi diecisiete era una experta en su dominio.
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