La pequeña Leira no parece asustarse ni de la oscuridad ni de las tormentas, es una pequeña valiente.
¿Cuánto tiempo hace que no juego al escondite? Parece que cuando creces ya no hay tantos sitios para esconderse, se te quedan todos pequeños. XD
- No dejaré que salga fuera, Nisela, no dejaré que le pase nada durante este viaje. – Prometió Ceil.
- Gracias, Ceil. – Respondió abrazándolo.
- Es hora de empezar a buscarla. – Dijo Ceil dándole un beso en la frente a su mujer y dándose la vuelta para buscar a su hija.
La pequeña se había escondido detrás de un sillón en una de los pequeños saloncitos.
Apenas entraba luz por las redondas ventanas, la tormenta había llegado al barco.
La lluvia repiqueteaba en los cristales rompiendo el silencio de la sala.
- Parece una melodía. – Se dijo Leira mirando por el cristal.
Una sombra se movió tras el cristal.
- ¿Un delfín? – Leira se acercó para mirar al exterior.
El cielo estaba cubierto de nubes de grises y negras y en el mar, de un negro azulado, se formaban enormes olas que embestían contra el barco con fuerza.
En el mar vio dos siluetas que parecían disfrutar jugando con el oleaje.
- Sí, es un delfín. – Exclamó la niña. – Y la otra… ¿es una mujer?
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