Seguimos con la muchaca de pelo castaño claro.
Volvemos a los fragmentos cortos, así no os cansais de leer.
La muchacha se adentró en un pequeño bosque a las afueras de la aldea.
Caminaba con paso seguro, conocía el bosque como la palma de su mano.
El viento cesó y la temperatura se elevó un poco, había llegado.
Vio la pequeña casa que ya había sido su hogar diez años.
- ¡Maestra, traigo la compra! – Dijo la muchacha.
- ¡Justo a tiempo! – Exclamó una mujer. - ¡Me muero de hambre!
La muchacha entró por la puerta trasera de la casa, dejó la bolsa de papel que llevaba en la mesa de la cocina y salió al jardín.
- ¿Me pasas unos tomates?- Le preguntó a la mujer que trabajaba en un huerto lleno de verduras, hortalizas, hierbas medicinales y algún árbol frutal.
- Claro. – La mujer se acercó a unas tomateras y cortó un par de tomates. - ¿Suficientes?
- Sí.
La mujer se acercó a la muchacha y le dio los tomates.
Llevaban ya tanto tiempo juntas que a la muchacha ya no le resultaba extraño el color de pelo de la mujer.
Ya estaba acostumbrada al pelo blanco con mechones verdes y marrones.
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La prueba de que he entrado. ¿Contenta?
ResponderEliminarSí, mucho XD
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