Camino sin retorno - Capítulo 6 "El camino continúa"

Bueno, pues ya llegamos al final de Camino sin retorno.
Por ahora solo llega hasta aquí, algún día escribiré la historia completa profundizando más en los personajes.

Una luz intensa iluminó todo el campo de batalla.

Era una luz muy intensa pero no hería los ojos ni deslumbraba.

Riku pudo ver el origen, el colgante de Sayako.

Poco a poco la luz del colgante fue disminuyendo hasta ser un débil resplandor, pero la luz continuaba en otra parte.

La lluvia desprendía un pequeño destello y cuando iba cayendo sobre las heridas de los soldados éstas se iban cerrando poco a poco.

La lluvia fue cerrando todas las heridas y devolviendo la vitalidad a los heridos pero, como todos saben, no podía hacer nada con la muerte, tan solo sanar las heridas de los cuerpos caídos.


Mientras las heridas se cerraban la tormenta iba menguando hasta que pudieron ver el cielo azul y el arcoíris.

Riku podía ver la alegría de las tropas, su felicidad ante la deseada libertad.

Él quería pensar igual pero, aunque la herida su herida se había cerrado, Sayako no despertaba.

- Sayako, venga, tenemos que celebrar la libertad y la victoria con los demás. – Le decía al cuerpo de la chica. – No querrás perderte la diversión.

Riku seguía sin perder la esperanza en que ella abriera los ojos.

- Venga, dormilona, ya dormirás en la cama del castillo, allí estarás más cómoda.

- Despierta, por favor. – Suplicaba con los ojos llenos de lágrimas. – Tenemos que buscar la verdad sobre el colgante, no puede ser el Apocalipsis si es capaz de hacer tanto bien…

- Sayako, tengo que decirte algo…

- Te quiero. – Dijo abrazando con más fuerza el cuerpo de Sayako.

- Yo… También… - Oyó que le contestaban.

- ¡Sayako! – Exclamó al ver que ella había recuperado la consciencia y que, aunque débil, se encontraba bien. – Menos mal.

- No me des por muerta tan pronto, no soy tan fácil de vencer. – Dijo ella como si se enfadara. – No podía dejarte solo, es muy duro.

- Gracias. – Fue lo único que pudo decir Riku. Estaba muy feliz de que ella estuviera bien y además le correspondiera. – Muchas gracias.

Sayako se incorporó pero, a pesar de no tener fuerzas, no le fue difícil.

Riku la ayudó.

Los dos se alegraban de estar vivos.

Tendrían que buscar al resto de los mercenarios para decir que estaban bien pero eso podría esperar un poco.

Sayako y Riku se acercaron un poco, un poco más, hasta que encontraron los labios del otro.

Todavía les quedaba mucho viaje por delante pero podrían superarlo todo mientras estuvieran juntos.

Tampoco tenían prisa por volver al pueblo.

Después de dos años los mercenarios de Kram eran su familia así que seguirían con ellos durante un tiempo más.

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