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domingo, 9 de enero de 2011

Camino sin retorno - Capítulo 3 "Última oportunidad"

Como me he pasado por aquí y tenía ganas de subir algo (que si no subo nada esto parece muerto) y aún me falta terminar el siguiente fragmento de Estrellas gemelas os dejo la tercera parte de Camino sin retorno.

Con esto ya llevo la mitad del relato (y la parte de menos acción), decidme qué os va pareciendo la historia (o al menos votad abajo donde pone reacciones)

Todos se estaban divirtiendo.

Tanto soldados como mercenarios o hechiceros disfrutaban de la comida junto al fuego y las charlas.

Sabían que podría ser su última fiesta, la batalla contra los reyes oscuros iba a ser dura y, aunque albergaban esperanza, no dudaban que iba a ser muy alto el precio a pagar.

Cuando el sol mostrara sus primeros rayos comenzaría la ofensiva del ejército escarlata y ellos no podrían ceder si querían vencer, tendrían que defender a sus gentes, familias, amigos y hogares.

Ellos lucharían por conseguirles la añorada libertad y con tal de conseguir su objetivo no les importaba dar la vida.

Sayako sabía de la muda decisión de los soldados y, sentada al lado de una hoguera solitaria, pensaba tristemente en el resultado de la batalla.

Por un momento se dejó llevar por su lado egoísta y deseó y deseó que ninguno de sus compañeros muriese en la batalla, ella ya sabía que el dolor por perder a alguien era enorme.

- Sayako. – La llamó Riku interrumpiendo los pensamientos de la chica. - ¿Porqué no vienes con el resto?

Sayako levantó la cabeza para mirar a Riku.

Él vio la tristeza en sus ojos y decidió sentarse a su lado.

- Venga, cuéntame qué te pasa. – Sayako bajó la mirada.

- Tan solo pienso que esta gente se dirige a los brazos de la muerte.

- ¿Temes que toda esta gente muera?

- Sí, y no podría soportar perder a mis compañeros.

Riku se quedó mirando y poco después habló.

- Lo has notado, ¿no? Todos tienen una gran determinación.

- ¡Van hacia su muerte! – Replicó Sayako.

- Puede ser, pero así somos las personas, luchamos por aquello que queremos, aquello a lo que llamamos sueño.

- ¿Morir por lo inalcanzable es un sueño?

- No, pero nuestra naturaleza hace que a veces renunciemos a nuestros sueños por defender los de otras personas importantes.

- Sigo sin entenderlo.

- Sayako, míralo de esta forma, ellos luchan por la libertad, les gustaría verla, pero se sentirían culpables su huyeran del campo de batalla y se perdiera la guerra.

- Al menos seguirían con vida y las personas para las que son importantes no sufrirían.

- ¿Lo dices por nosotros? ¿No quieres perdernos?

- más o menos… - Contestó desviando la mirada.

- Sayako. – La llamó mientras la miraba tiernamente, se levantó y continuó. – No debes preocuparte, ninguno de nosotros ha renunciado a su sueño así que, aunque por un momento nos paremos, nosotros seguiremos recorriendo el camino hacia ese sueño. Y tú deberías saber más que nadie el poder que tiene sobre el futuro una fuerte decisión.

- Sé que el futuro lo determinan las decisiones, ya que lo que veo del futuro es el fruto de las decisiones tomadas, pero el futuro de cada uno no depende solo de sus propias decisiones sino que influyen también las decisiones de otros. Y todo lo que veo sobre esta guerra es un mar de sangre.

- Te preocupas demasiado, no deberías cargar con el futuro en tus manos, sabes de sobra que se puede cambiar y el que más te debería importar es el tuyo propio, como mucho el de pocas personas más.

- Solo me preocupo por el de una persona.

- No mientas. – Dijo Riku mientras se volvía a sentar. – Te preocupas por todo el grupo de mercenarios.

- Un poco… Muy poco.- Continuó Sayako.

- Vale. Así que solo por una persona, ¿quién será?

- Alguien especial… - se acercó un poco a él.

- ¿Alguien especial? – preguntó acercándose un poco más.

- Sí… - Sayako se quedó sin voz, estaba tan cerca de Riku que podía sentir su aliento.

No podía pensar en nada más que en Riku, estaba tan cerca…

- ¡Hola, parejita! – Gritó una voz haciendo que Riku y Sayako se separaran.

- ¿Qué os pasa? Estáis rojos. – Dijo Karin mirándolos.

- No pasa nada… - Contestó Sayako recuperando la voz.

- Pues genial, papá quiere verte.

Sayako siguió a la pequeña hechicera hasta la hoguera al lado de la cual se encontraba el jefe Kram.

Riku, todavía sentado al lado de la fogata casi extinguida miraba cómo Sayako se alejaba.

- Otra vez será. – Se dijo a sí mismo. – Se lo diré cuando esto termine.


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1 comentario:

  1. Me recuerda cierta historia, bonita y dulce que no tiene final ^^ bueno sigue así campeona.

    Pero los estudios van antes, Ok?

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