Halloween. Hace exáctamente un año comencé esta historia como un especial, sin intención de continuarla en mucho tiempo pero por algún motivo decidí continuarla, motivo que un año después no recuerdo claramente.
Volví a dejar el blog por tema de exámenes y falta de inspiración pero hace poco unas amigas comenzaron a leerla y eso me dio ánimos para continuar.
Y hoy, 31 de octubre, a parte de ser Halloween es el cumpleaños de una de ellas así que....
FELICIDADES, NEV!!!!
Ten tu regalo de cumpleaños, un fragmento bastante más largo de lo normal, con una forma de redactar que tenía pensando intruducir y... Algo que sé que os gusta, chicas.
Mi querido público, aunque no lo creáis un fantasma puede desarrollar claustrofobia.
Llevo varios días sin salir de este pequeño cuarto, cada vez parece más pequeño y el escuchar a Lily repetir mi nombre mientras me busca por toda la casa no ayuda mucho...
Aunque tal vez sea mi día de suerte, acabo de escucharla decir que tiene que ir a comprar algo. No me preguntéis el qué, me ha sonado a algo peor que el chino.
Deseadme suerte, voy a dar una vuelta.
Definitivo, me da igual ahogarme aquí dentro y volverme loco, no pienso volver a salir de aquí en lo que quede de mi existencia como fantasma.
Y no, no pienso escribir lo que ha pasado. Nunca.
*Nota de un narrador externo: a partir de este punto existen varias lagunas en el relato de Nelfanth Tomrag, tras un acuerdo con él se me ha permitido escribir por él los sucesos que faltan en el diario*
Tal y como pensaba el fantasma, la joven dueña de la mansión había salido para comprar.
*Comentario del fantasma al revisar el texto: es MI mansión, no la de Lily. - se le nota enfadado al decirlo - ¡pero no pongas eso!*
El fantasma salió lentamente de su escondite, pasando por el estudio que hasta hacía unos días había sido el lugar donde más cómodo se sentía. La idea de la chica de pelo violeta atándolo al sofá no era un buen recuerdo para él.
*Nota del fantasma: Eso sobraba, había conseguido olvidarlo..... Y deja de poner "nota del fantasma", tengo nombre*
Salió de la estancia y observó el pasillo, atento a cualquier movimiento. Nadie. Podía volver a disfrutar de su libertad.
*Nota de Nelfanth Tomrag: ¿Quieres dejar de adornarlo todo?*
Se deslizó por el pasillo, "porque andar es un poco complicado siendo fantasma" habría añadido él, hasta llegar a la escalera.
No tardó mucho en comprobar que la entrada estaba desierta y se acercó rápidamente a la puerta, pensando en cómo bloquearla para que nadie pudiera entrar.
*Nota de Nelfanth Tomrag: sí, sé que era una tontería pero realmente estaba desesperado... ¿Y no te aburre escribir mi nombre completo a cada comentario mío?*
Mientras le daba vueltas a las posibles formas de impedir la entrada de la chica e la casa una sombra se movió al fondo de la sala, demasiado silenciosa como para ser detectada por el concentrado fantasma.
- No es muy caballeroso por tu parte el impedir que la señorita encuentre cobijo en su propio hogar - le sorprendió una voz grave a sus espaldas.
*Nota de Nel: No solo una voz grave, la voz del maldito mayor domo es escalofriante y más aún cuando te susurra al oído - el chico se estremece al recordarlo -*
El fantasma se giró hacia el dueño de aquella voz grave que tenía un extraño timbre un tanto erótico en ella.
*Nota de Nel: Nunca he dicho que fuese erótica - mira fijamente a este narrador que se limita a interpretar la realidad tras sus palabras y actos, contrastándolos con una pequeña pero no escasa investigación propia -*
Un joven pelirrojo y de ojos dorados le sonrió de forma pícara. Una media sonrisa que contrastaba con su ropa típica de mayordomo.
- Tú....
- Nysrog - respondió a un cauteloso fantasma.
- ¿Nysqué? - El fantasma retrocedió ligeramente sin saber qué había dicho el mayordomo.
- Nysrog, es mi nombre - el pelirrojo hizo una leve reverencia sin apartar su intensa mirada dorada del fantasma - Aunque la señorita prefiere llamarme Nys, si te es difícil recordar mi nombre completo puedes acortarlo.
El fantasma no respondió, ya estaba buscando de reojo una ruta de escape. A través de la puerta imposible, desde que despertó como fantasma no había sido capaz de cruzar los muros de la fachada de la mansión.
*Nota de Nel: ¡Hey! ¡No estaba tan asustado! Y deja de poner "Nel" nadie puede acortar mi nombre*
- Tú eres Nel, ¿cierto?
*Nota de Nelfanth: ... Eso ha sido adrede, estoy convencido*
- Nelfanth - Corrigió el fantasma molesto por la forma de acortar su tan querido y apreciado nombre.
*Nota de Nelfanth: ¿Puedes dejar de burlarte de mí?*
- Mis disculpas, la señorita me dijo que era Nel - hizo una reverencia que casi parecía más una burla que una disculpa.
El mayordomo se acercó al fantasma y la diferencia de altura de casi una cabeza fue más que evidente para el fantasma el cuál se encogió levemente ante la intimidante figura del joven.
*Nota de Nelfanth: que quede claro que soy más alto que la media, ese tío es un gigante*
- ¿Me permites? - Preguntó sin que el fantasma supiera a qué se se refería el chico.
Y antes de que se diera cuenta de lo que pasaba el pelirrojo se acercó más a él y le quitó la camiseta.
- Así que se le puede quitar la ropa a los fantasmas... - Levantó la camiseta y observó al fantasma a través de ella. - Curioso, es transparente pero no puedo verte a ti...
*Nota del narrador: Nelfanth parece no querer comentar nada al respecto*
- ¿Y eso qué más da? - El rubio intentó recuperar su camiseta pero el pelirrojo la lanzó al fondo de la sala - ¡Hey!
Intentó ir a por ella pero sintió una mano en su pecho, algo extraño puesto que las personas no deberían ser capaces de tocarlo, lo atravesaban y sólo sentían una especie de frío.
*Nota del escritor: Nelfanth parece temblar al recordar la sensación*
*Nota de Nelfanth: ¡No estoy temblándo! ¡Es extraño, ya está! ¿Quién se cree que es para tocarme a mí?*
El fantasma se estremeció y el mayordomo sonrío al notarlo.
- ¿Nunca has tocado a nadie, fantasmita?
Intentó apartarlo, la sensación de alguien tocando su cuerpo es muy extraña, se sentía como una violación a su espíritu porque cuerpo no tenía, era un fantasma.
- Suéltame - Lo fulminó con la mirada.
- No - Fue la única respuesta del demonio antes de que el fantasma dejara de verlo. No por que se alejara, más bien lo contrario. La cara del mayordomo está cerca, muy cerca de la suya.
Tardó un rato en procesarlo, eso del contacto no era algo a lo que estaba acostumbrado.
Le estaba besando.
*Nota de Nelfanth : ¡¿Pero qué se creía ese tío?! ¡¿Besarme a mí?!*
El fantasma forcejeó y la fuerza para empujar al otro y separarlo la consiguió al sentir la lengua del pelirrojo recorriendo sus labios.
- ¿Qué estás haciendo, maldito? - El cabreo era evidente en su mirada pero el mayordomo comenzó a reír.
- Admite que te ha gustado, fantasmita - Su voz sonaba divertida, su sonrisa era burlona y sus ojos dorados brillaban de forma extraña.
- Definitivamente no. Estás loco - Salió volando, rodeando al mayordomo que seguía riendo, cogió su camiseta y desapareció a través de la pared de vuelta a su lugar oculto.
*Nota del narrador: Aquí termina la narración por parte de este narrador y vuelve el texto original del diario*
Sólo voy a comentar una cosa respecto a este día: Si la muñequita da miedo el mayordomo lo da más. Ese tío es un demonio.
*Nota añadida posteriormente: Definitivamente lo es*
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