Próximas entradas

Biografía de un fantasma Capítulo 3 (parte 1) - 31/10/14
La doncella del mar 36 - Desconocido
Estrellas gemelas 59 - Desconocido
Estrella oscura 2 - Desconocido

viernes, 14 de diciembre de 2012

La doncella del mar 17

Este fragmento me ha salido más largo de lo normal, pero es que Leira y Ceil hablaban prácticamente solos... Quería crear un poco de tensión por culpa de sus puntos de vista opuestos pero parece que al final he acabado haciendo que realmente estén en toal desacuero el uno con el otro...

Me emocioné demasiado mientras escribía esta parte.... Os dejo con la continuación de la historia. 

- Cierto. – Dijo Ceil, recordando que había mandado buscar a su hija. – Quería saber dónde estabas.

- En el mercado, echando un vistazo a las cosas que vendían. – Mintió Leira.

- ¿En el puerto?

- Exacto.-

- No te has acercado al agua, ¿cierto? – Dijo Ceil con una expresión muy seria.

- Cierto, padre. – Volvió a mentir Leira manteniendo la cara seria con la que había entrado a la habitación.

Ceil relajó un poco la expresión, pero la volvió a endurecer en cuanto percibió que el vestido de Leira tenía unas ligeras manchas en el borde de la falda.

- ¿He de suponer entonces que el olor a mar que he percibido en el momento en el que has entrado es de la brisa marina y que las ligeras manchas de salitre de tu vestido son de cuando te ha salpicado alguien con el que has chocado? – Preguntó Ceil con un tono calmado pero con un claro enfado en la voz.


Leira se encogió un instante, su padre recordaba todas las excusas que ella había utilizado a lo largo de los años y ya no se las creía.
- No, padre. Respondió mirando al suelo, consciente de los que se le venía encima.

- ¿Entonces has estado en la playa? – El tono de Ceil ya no era tan calmado.

- Sí. – Fue lo único que respondió Leira.

Ya había saltado el interruptor.

- ¡Leira Normia! – Ceil únicamente utilizaba el nombre completo de su hija cuando estaba realmente enfadado. - ¿Cuántas veces que tengo que decir que no te acerques al mar? ¡Es territorio de las sirenas, si una de ellas te ve te arrastrará hasta las profundidades del mar, ahogándote, como a tu madre!

También saltó el interruptor de Leira.

- ¡A mamá no la ahogó una sirena! –Exclamó la chica.

- ¡No me repliques, Leira! – Dijo Ceil subiendo la voz. - ¡Vi cómo aquella sirena sujetaba a Nisela justo antes de que ambas desaparecieran en el mar!

- ¡¿Y no te diste cuenta de que estaba intentando mantenerla a flote?! – Gritó Leira subiendo también la voz y dejando el tono formal. - ¡Estábais todos tan ocupados que no la oísteis avisaros sobre la ola!

- ¡¿Acaso entiendes a las sirenas?! – Respondió Ceil. - ¡Bien podría haber estado burlándose de nosotros!

- ¡Si tampoco me oísteis gritar a mí! – lagrimas de ira comenzaban a brotar de los ojos de Leira. -¡Vi la ola, grité, os avisé, y no me prestasteis atención!

- ¡Eso no tiene nada que ver con la sirena!

- ¡¿Ése es tu único argumento?! ¡¿Y que la sirena intentara que no me acercara a la borda?! ¡¿Eso tiene que ver?!

- ¡¿Qué te avisó para que no te acercaras?! – Repitió Ceil con un tono un poco de burla en su voz. - ¡no me hagas reír! ¡Si tu madre no hubiera llegado a tiempo habrías sido tú quien se hubiera caído!

- ¡Que yo fuera muy imprudente de pequeña, me acercara porque quería jugar y no entendiera lo que me quería decir no quita que la sirena intentó salvarnos a mamá y a mí!

- ¡Tú misma lo has dicho, no la entendiste! – Gritó Ceil. - ¡No sabes si quería avisarte o tentarte! ¡Y viendo lo que le hizo a tu madre está claro cuál era su intención!

- ¡Que no es así! – Intentó replicar Leira.

- ¡Se acabó la discusión! – respondió Ceil tajante. - ¡No te vuelvas a acercar al mar!

- ¡No puedes impedírmelo, papá, vivimos en una ciudad costera! – Gritó Leira antes de darse la vuelta y salir corriendo por la puerta.

Ceil se desplomó en el asiento cuando perdió de vista a Leira.

- ¿Por qué no lo comprende? – Le preguntó al mayordomo, que se dirigía hacia la puerta para cerrarla. – Es por su bien, Sebastián.

- Cierto, pero también debéis intentar comprenderla, señor. – Respondió con una voz grave, vieja y sabia. – La señorita ha crecido en una ciudad costera y la señora compartió con ella su amor por el mar.

- El mar es peligroso, ya quedó demostrado hace mucho. – La voz de Ceil estaba llena de dolor.

- La señorita aún alberga la esperanza de que la señora vuelva. – Dijo Sebastián regresando al lado de su señor.

- Pero Nisela está muerta.


Anterior          Siguiente

3 comentarios:

  1. En un sitio has vuelto a poner Nisela en lugar de Leira.
    Pronto Leira y su padre hablarán tranquilamente para arreglar sus discrepancias, ¿verdad?

    ResponderEliminar
  2. Aquí también me tocó ir leyendo para cambiar los nombres uno por uno... Alguno se me tenía que pasar xDD
    En el siguiente fragmento ya no comfundí los nombres xD
    Sobre si arreglarán sus discrepancias... puede que sí o puede que no. ¿No es más divertido e interesante esperar a verlo?

    ResponderEliminar