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lunes, 5 de agosto de 2013

La doncella del mar 28

Si es que me encanta liarlo todo...

- Leira… - Murmuró Jonam. – Ha pasado mucho tiempo y no ha habido nada que indicara que la señora pueda seguir viva, debería entender que el señor piense que no sigue con vida…

- ¡Jonam! – Gritó Leira poniéndose de pié de golpe. - ¡Te he preguntado lo que TÚ piensas no lo que piensa mi padre! ¡Y deja de usar ese tono tan formal conmigo!

El chico se mantuvo sereno, en contraste con la chica que lo miraba irritada.

- Señorita Leira. – Dijo Jonam poniendo énfasis en la parte de señorita. – Usted es la hija del señor y la futura señora de esta casa y yo tan sólo soy su mayordomo. Sería indebido si no usara un trato respetuoso y formal con usted.

- Jonam, por favor, eres mi amigo desde que éramos niños. – Respondió la chica con un deje de tristeza.


- Mi abuelo también es amigo del señor y no por ello deja de ser formal. – Respondió Jonam, había repasado los argumentos miles de veces en su cabeza.

- Sebastián ya era el mayordomo de mi abuelo cuando mi padre nació.

Leira iba perdiendo la calma, en aquél momento necesitaba la compañía de un amigo no la de un mayordomo.

- Señorita, sabía desde el principio que íbamos a ser señora y mayordomo, amo y sirviente. Nunca hemos estado al mismo nivel. – Respondió Jonam intentando auto convencerse por enésima vez.

Leira se tensó.

- Eso nunca pareció importarte. – Dijo con reproche. – Y a mí y a mi madre tampoco, y lo sabes.

Jonam se quedó en silencio.

- Leira… - Dijo al fin. – Mi familia ha servido a la tuya por generaciones y sabes que mi abuelo es estricto sobre ello. Soy tu mayordomo y sólo debería aspirar a serte de ayuda y a ofrecerte consejo… No debería esperar ser tratado como un amigo íntimo.

El muchacho se debatía internamente.
Apreciaba a Leira como a una amiga, pero lo habían criado para servirla.

- Jonam… lo siento. – Se disculpó Leira. – Estoy muy susceptible estos días y echo de menos a mi amigo.

Jonam se acercó a la chica y la abrazó cariñosamente.

- Me olvidaré por un rato que soy tu mayordomo y volveré a ser tu amigo. – Se rindió Jonam. - ¿Qué es lo que te preocupa?



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