Continuamos con política, aún queda un poco más, pero es necesario para continuar con la historia.
Espero que sigáis leyendo y que os guste la historia.
Dejad comentarios, los espero.
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¿Qué opina el pueblo, Dorel? – Preguntó Sophiria.
Esta
vez se levantó un hombre de avanzada edad, pelo canoso, espalda encorvada y ojos
sabios. Vestía ropas simples, propias del pueblo, y utilizaba un modesto bastón
como apoyo.
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Como representante del pueblo he reunido las opiniones de la mayor parte de los
habitantes. – Dijo Dorel con voz seria. – Los que viven en las ciudades están
acostumbrados a cruzarse con los miembros del pueblo oscuro que sirven en las
casas nobles, aunque éstos aún son tratados como monstruos o esclavos por
algunos ciudadanos.
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Será cuestión de tiempo que la gente se acostumbre. – Intervino Sophiria. – Al igual
que se han acostumbrado a tenerlos cerca, se acostumbrarán a verlos como a
iguales.
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Ciertamente son pocos los que aún piensen en ellos como monstruos a los que
temer u odiar. – Confirmó Dorel. – La mayoría de los jóvenes que empiezan a
formar parte de la sociedad son aquellos niños que, sin importar clase social o
raza, jugaban con usted, princesa, y la
princesa Aelithia.
Un
profundo silencio inundó la sala. No se oía ni la respiración de los presentes,
ni el piar de los pájaros al otro lado de las ventanas, ni el aire que se
colaba bajo la puerta.
Todos
sentían que se había tocado un tema tabú. Desde lo sucedido diez años atrás
nadie había vuelto a nombrar a la princesa Aelithia.
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Sí, es posible que puesto que mi hermana y yo jugamos con todos sin hacer
distinciones, las diferencias de clase o de raza no sean tan importantes para
aquellos con los que jugamos. – Dijo Sophiria rompiendo el silencio. Su
expresión era muy seria, no quería recordar lo sucedido aquél día. – Si no me
equivoco hay más problemas, ¿cierto?
El
hombre tardó en reaccionar.
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Sí, sí. – Respondió en cuanto se dio cuenta de que se referían a él. La tensión
del ambiente le había afectado. – Para aquellos que viven en el campo, los del
pueblo oscuro son monstruos a los que temen. Para ellos son más peligrosos que
los bandidos que atacan, roban y matan.
Nirel
bajó la mirada y apretó los puños, dejando marcados los relieves de la
empuñadura de su espada en la palma de la mano que la sujetaba, mientras que
Serian endurecía aún más su expresión.
“Claro
que los temen, son monstruos que matan a quien les tiende la mano” Pensaron
ambos.
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