Espero que disfrutéis un ratito. Agradecería que dejárais comentarios sobre lo que os parece la historia.
Aelithia
se había pasado el resto de la tarde preparando el equipaje. Algo de ropa, sus
ahorros, unas latas de conserva y algunas cosas más para el camino.
No
quería llevar mucho equipaje, cuanto menos cargara más fácil le sería escapar
cuando la descubrieran. No eran pocos los que la habían buscado durante años y
que irían a por ella cuando supieran dónde estaba.
Aelithia
estaba sentada en unas rocas a la orilla del mar.
La
tormenta había terminado y el cielo estaba completamente despejado, dejando ver
perfectamente la luna plateada en el cielo nocturno.
Miraba
al mar. Aquél océano negro que reflejaba al cielo oscuro y deformaba la
preciosa luna.
Así
era ella, como el mar. Su hermana era el cielo que siempre contenía luz, incluso
en las noches sin luna brillaba con las pequeñas estrellas titilantes. Por el
contrario Aelithia era como el mar, por sí misma era oscuridad y la luz que
poseía era un reflejo de su hermana.
Se
había resignado a ello, era la gemela de su hermana, su reflejo y su sombra, y
se mantendría siempre tras su hermana para facilitarle el camino y apoyarla.
-
¡Aelithia! – La llamó Astaria caminando hacia ella. - ¿Ya has hecho el equipaje?
-
Sí. – Respondió Aelithia sin mirarla. – Si no tienes ropa puedes utilizar la
que he dejado.
Astaria
se sentó junto a Aelithia.
-
Gracias, pero no me voy a quedar mucho tiempo, estoy buscando a alguien. –
Respondió mirando al mar.
-
¿Sabes dónde puede estar? – Preguntó Aelithia mirando a la chica.
-
No lo sé, nos separamos durante el viaje. – Respondió bajando la mirada. – Lo único
que sé es que en unos meses teníamos que llegar el reino de la luz.
Aelithia
se giró hacia Astaria, sorprendida.
-
Yo voy al reino de la luz. – Le dijo.
-
¡¿En serio?! – Exclamó la chica. – Esto… ¿puedo ir contigo?
Astaria
intentó corregirse al ver la cara de sorpresa de Aelithia.
-
Si no es un problema…
-
Claro que no. – Respondió Aelithia con una sonrisa. – Es que no me esperaba tener
una compañera de viaje.
-
¡Bien! – Exclamó la chica del pueblo oscuro levantándose. – Voy a hacer el
equipaje.
Salió
corriendo hacia la casa pero se detuvo en seco a mitad camino.
-
Puedes coger mi ropa. – Dijo Aelithia adivinando lo que pensaba Astaria.
-
¡Muchísimas gracias! – Exclamó la chica retomando su carrera hacia la casa.
Esta vez no hago comentarios, que siempre soy yo el que habla.
ResponderEliminarJajajajaja
ResponderEliminarParece que nadie más se anima a comentar