¡Regresé! Volví a encontrar un rato en el que ponerme delante del ordenador con el word abierto y pensando tansolo en escribir. Después de tanto tiempo tuve que volver a leerme la segunda parte de la historia, ya no recordaba qué había escrito y qué se había quedado en mi cabeza. Os recomiendo releer los últimos fragmentos antes de leer este para recordar por dónde se quedó la trama.
Espero que lo disfrutéis después de tanto tiempo.
- ¿Irnos? No. – Respondió el líder del grupo. – Ofrecen una buena recompensa por capturarla, dicen que atacó al hijo de un noble del reino del agua.
Aelithia se giró y miró a la muchacha a la que defendía.
Estaba cubierta de barro y completamente empapada debido a la tormenta que se cernía sobre la isla.
Sus pies descalzos estaban llenos de heridas, al igual que sus brazos y su cara, la capa y la falda larga que vestía estaban llenas de desgarrones y el pelo largo y negro estaba revuelto y lleno de hojas y ramas.
La muchacha temblaba en el suelo.
- Lie, llévatela a la casa. – Dijo Aelithia mientras se volvía a girar hacia el grupo de hombres. – Nailth y yo nos ocupamos de esto.
El lobo gris se colocó al lado de Aelithia mientras Lie ayudaba a la muchacha a ponerse de pie y la llevaba hacia la casa.
- ¿Eres una domadora? No pareces de las tribus de la tierra. – Observó el líder. – Tu lobo no va a ser un problema para nosotros.
- Ni soy domadora ni de ninguna de las tribus de la tierra. – Respondió Aelithia acercándose a los hombres.
Éstos empuñaron sus armas preparándose para atacar.
– Ni tampoco Nailth es el mayor de vuestros problemas. – Concluyó Aelithia con una sonrisa y deshaciendo el hechizo que ocultaba el color amarillento de sus ojos.
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